Repostería… ¡mejor con aceite de oliva virgen extra!

La navidad ya está aquí y, con ella, las luces, los regalos, los encuentros familiares… ¡y las merendolas!

Son pocos los que pueden resistirse a la tentación de los dulces en estas fechas. Por eso, en este artículo queremos compartir con vosotros un pequeño truco para hacer vuestra repostería casera más saludable y sabrosa. ¡Ponerle aceite de oliva virgen extra, claro! Sigue leyendo, te contamos cómo.

¿Cómo incorporar el AOVE a tus recetas más dulces?

Sustituir las grasas saturadas por AOVE a la hora de preparar postres y dulces es muy sencillo y recomendable

Para empezar… ¿qué variedad es mejor? El arbequina, gracias a sus matices afrutados, casa muy bien con todas las preparaciones dulces.

Si buscas un toque extra, te recomendamos también nuestro aceite de oliva Especial Repostería, elaborado con AOVE picual aromatizado naturalmente con limón. Es muy fluido, dulce y, en él, apenas se perciben sabores amargos o picantes. Es un virgen extra con un aroma frutado y matices de manzana, plátano y almendra, que resultan ideales para repostería.

Ya sabemos cuál elegir. Ahora… ¿cómo lo integramos?

Rosquillas, torrijas, churros… se nos hace la boca agua con solo pensarlo. El aceite de oliva virgen extra es el mejor para freírlos, ya que no combustiona hasta alcanzar una temperatura de 210º, siendo así una garantía de que mantendrá sus propiedades intactas. Además, los antioxidantes naturales presentes en el aceite de oliva virgen extra protegen al producto.

Si te animas a hornear tus propios dulces, recuerda que la vitamina E presente en el AOVE es esencial para mantener el sabor y la frescura de los productos. Por eso, no te olvides de usarlo en tus magdalenas, bizcochos o panetones si quieres que de verdad queden jugosos.

Las mantequillas que normalmente se utilizan en repostería contienen una proporción de agua. El AOVE tiene más contenido de grasa, por lo que deberás usar menor cantidad. ¿Complicado? No, si sigues nuestra tabla de equivalencias:

  • Una cucharilla de mantequilla = 3/4 cucharilla de AOVE
  • Una cuchara de mantequilla = 1/2 de cucharilla de AOVE
  • Dos cucharas de mantequilla = 1/2 cucharas de AOVE
  • 1/4 taza de mantequilla = 3 cucharas de AOVE
  • 1/3 taza de mantequilla = 1/4 taza de AOVE
  • 1/2 taza de mantequilla = 1/4 taza + 2 cucharas de AOVE
  • 2/3 taza de mantequilla = 1/2 taza de AOVE
  • 3/4 taza de mantequilla = 1/2 taza + 1 cucharas de AOVE
  • 1 taza de mantequilla = 3/4 taza de AOVE

¡Truco extra! Engrasa moldes y bandejas, según lo necesites, también con AOVE; notarás la diferencia.

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